La Personalidad, ese conjunto de elementos físicos, psicológicos, sociales y culturales que residen en un sujeto (…) ese conjunto de pautas de conducta que se mueven entre la herencia y el ambiente, es decir entre el equipaje genético y el entorno, y que dan lugar a un estilo propio de vivir. “Yo soy yo y mis circunstancias” como bien apuntara el filósofo español Ortega y Gasset." (Enrique Rojas)
Podría decir que ciertas constantes rigen mi esencia vital: la continua búsqueda del equilibrio que se manifiesta en ideas de igualdad (social y económica: win to win, mutualismo…), respeto, dignidad…
Influencia sin duda de la educación oriental que recibí al criarme en un dojo de artes marciales (Karate Shito-Ryu) desde los 4 años hasta los 18. Celso, nuestro Sensei 6ºDAN, se encargó de inculcarnos el código del Bushidō.
Mi aptitud por las artes plásticas tampoco es fortuita. Mis padres, artistas, se esmeraron en educarnos a mis hermanas y a mí con una hora diaria de técnica y desarrollo hasta ya entrada la universidad, y aún hoy siguen siendo una fuente de consulta inestimable.
Con mis hermanas comparto muchas aptitudes, la escritura es una de ellas, y si el ADN no juega un papel fundamental, lo más seguro es que la figura de nuestro abuelo paterno, el escritor y humanista Pereda de la Reguera, haya sido determinante.
Rebelde sin causa o con ella, en casa leía enciclopedias de lo que pillara: Biología, Paleontología, Botánica, Geología, Historia, Paleo-antropología, Tecnología y mecánica… mientras en la calle, las liaba (literalmente) con la cuadrilla en aventuras que mejor no relatar. A mis padres les costaba creer que su hijo de 8 años (el que leía enciclopedias) fuese aquel pequeño demonio pelirrojo al que acusaban las malas lenguas.
La casa de mis abuelos maternos era nuestro contacto directo con la naturaleza, eran agro-ganaderos y siempre había animales. Aunque a veces se turnaban las tareas, mi abuela Encarnación se encargaba del cuidado de la granja y de hacer quesos de cabra y comercializarlos, y mi abuelo Heleno del ordeñe de los animales y del mantenimiento de las fincas de plataneras y otros cultivos; eran auténticas áreas de agroforestería.
Hijos del “Efecto 2000”, a mis amigos y a mí nos pilló en plena adolescencia y con un teclado en la mano. Motivados por films de Iain Softley, de las hermanas Wachowsky… etc. éramos cyberpunks, hackers… o al menos en nuestra fantasía y estética aspirábamos a ello. Íbamos a academias de programación, de algoritmia… siempre atentos a las últimas tendencias en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) para cautivar a nuestro entorno con alguna exclusiva.
Desde temprana edad escribí letras punk-rock… también escribía en el periódico del instituto, estudié Latín y Griego clásico… pero no fue hasta mi contacto con el Teatro a los 18 años, cuando me adentré realmente en la literatura: poesía, relato, textos dramáticos... de la mano de dos grandes profesores de teatro y mis primeros mentores: Antonio Abdo y Pilar Rey.
También en aquella época me adentré en la cultura hip-hop bailando popping, jump-style… manchando paredes con graffitis y rapeando…
La experiencia como universitario en Madrid marcó mi vida. Obvio. Transformación artística, personal… hice grandes amistades, sobre todo de Hispanoamérica: México, Chile, Venezuela, Colombia…. En arte conocí también a los clásicos y a los modernos y a los contemporáneos ¡De todas las artes! Visitábamos museos, hacíamos happenings y hablábamos con la jerga de la profesión. También retomé las artes marciales, y por influencia de mi hermana María me inicié en la capoeira.
La universitaria ciudad de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) me puso de nuevo en contacto con la naturaleza, con el arte urbano, con el deporte, con la magia del entorno de una ciudad colonial, una ciudad de hombres lobo. En mi piso nos reuníamos muchas veces La Toña’s Crew, una sub-crew de Los Chinijos del Millo. También se reunía allí gente de La Cuevita estudios, gente del skatepark de La Vega, etc. Experimentaba técnicas de teatro en el rap y en el graffiti. Y hacía de profesor de español para mis compañeras de piso italianas de ERASMUS.
En Gran Canaria al tiempo que estudiaba en la escuela de teatro gestual, conocí a quién sería mi productor musical Gabriel Vidanauta y comencé a subir nuestras canciones a Myspace (si, Myspace) dónde conocí mucha gente interesante y logré sin esmero una red de +32 000 contactos (¡Hola Ana!) solicitudes para retransmitir mis temas en diversas radios del mundo. Entré a formar parte del grupo de arte urbano Fuck the Art&ist: Poesía, Intervencionismo urbano, Happenings, Performances...
También conocí en la isla a mi segundo mentor: el Sensei y profesor de Derecho Mercantil en la Universidad, Luis Guitierrez San Juan. Un gran referente con quién continué mi camino en las artes marciales, me mostró los valores de la filosofía y práctica del Shorinji Kempo y me adentró en la política y derecho mercantil (Figuras jurídicas, Asociaciones, Fundaciones, Clubs…)
Por ese entonces era Rastafari, navegaba en el equipo de vela "El Roque Gando" (Regatas modalidad crucero) en un Dehler 36". Esta fue mi primera incursión real en un deporte de equipo, y con mis camaradas aprendí el valor de la fraternidad. También iba a entrenar diariamente Triatlón en el Martín Freire. Practicaba escalada, MMA y senderismo.